En una sociedad donde reina la inmediatez es un lujo conocer gente lenta en sus movimientos, tomándose la vida con calma. Para qué las prisas, si las cosas que tienen que ocurrir van a llegar. Y si no tienen que suceder, ¿nos vamos a llevar un sofocón? no merece la pena.
Me declaro persona lenta en el camino de esta existencia. Esa lentitud me permite ser reflexiva y escuchante para disfrutar al máximo de cada porción breve de tiempo, porque cada cucharada de lentitud es un soplo de frescura ante esta sociedad de prisas y apremios.
¿No tendríamos que reivindicar más la lentitud? y hablo de esa lentitud de movimiento en las actividades más cotidianas de nuestras vidas: el café mañanero, la compra en la tienda, el caminar por las calles, etc. Pero también existe lentitud en la acción; en ese objetivo que nos hemos planteado; en el trabajo diario o incluso en algún compromiso. Aquí claro, entendiendo lento como algo hecho con esmero, atención y sumo interés.
Tal vez sea complicado entender que una vida en lentitud es plausible cuando estamos rodeados de continuos compromisos, obligaciones y esparcimientos, intentando maximizarlos dentro de una variable fija, como es el tiempo.
Mi compañera de trabajo Laura, siempre comenta que deberían de hacer una serie de ficción "del mundo de los funcionarios". No es diferente a otros gremios en la cantidad de situaciones rocambolescas y disparatadas que se dan en el día a día, dignas de un guión de "serie de humor".
Ahí va una escena:
Los días iban pasando en la oficina "toma la rúa" y un silencio frío reinaba en el exiguo departamento ante lo que se avecinaba. La oficina formada por cinco personas: el jefe, dos técnicos y dos auxiliares se había visto mermada por la precipitada salida de una de las auxiliares. Las peticiones de "toma la rúa" se acumulaban junto con más procedimientos. Las llamadas eran constantes y en el despacho del jefe, un estepicursor de solicitudes se hacía cada hora que pasaba más grande, impidiendo la entrada en él.
La funcionaria auxiliar, sóla en la oficina de atención al público, entre dos mesas vacías después de la "huida" de sus compañeras, atendía con la mayor serenidad posible y tranquilidad a todo aquél que se acercaba a solicitar información, demandar un permiso o preguntar por su solicitud.
- Buenos días, ¿se puede? (ciudadano)
- Buenos días, si, pase (la funcionaria auxiliar)
- Venía preguntando por una solicitud que había presentado hace unos días. Una petición de "toma la rúa" en la calle "descontento" esquina "fe". (ciudadano)
- Un momento por favor, voy a mirar cómo va su solicitud. (funcionaria auxiliar)
Pasan unos segundos.
- No está todavía tramitada (funcionaria auxiliar)
- Pero, si es para mañana y lo he presentado en plazo (ciudadano)
- Si, aquí veo que los has presentado en plazo pero no está el permiso aún. (funcionaria auxiliar)
- ¿Entonces? (ciudadano)
- Que no está autorizado (funcionaria auxiliar)
- Pero entonces...¿Lo presento en plazo y no está el permiso? y ¿la policía? ¿me puede multar? ....(ciudadano cabreado)
- Lo único que le puedo decir es que no está autorizado (funcionaria auxiliar aséptica)
El ciudadano cabreado continúa con sus quejas y la funcionaria saca una grabadora de su cajón.
- Pero ¿cómo que no tengo el permiso?, ¡si yo he cumplido los plazos! (insiste el ciudadano muy cabreado y subiendo el tono de voz)
La funcionaria sin decir palabra enciende la grabadora y pulsa el botón rojo. Surge una conocida voz diciendo: "No es No".
- Pero, ¡¡¿cómo que no es no?!! (replica el ciudadano cada vez más cabreado)
La funcionaria pulsa el botón azul de la grabadora, y se reconoce otra voz apelando a: "Es la herencia recibida".
- Pero ¡¡¿esto qué es?!!, yo quiero mi permiso (grita el ciudadano cabreado e indignado)
La funcionaria impertérrita pulsa el botón morado donde se escucha una voz firme e identificable: "Estamos con los ciudadanos, nosotros representamos al pueblo".
- Esto es indignante, es alucinante (quejas y gritos del ciudadano)
A la funcionaria sólo le queda un botón, el amarillo. Lo pulsa y se encienden unas luces de neón en la pareddonde surgen unas letras: Por una rúa libre. Mensaje al 6090 con las palabras tomolarúa si quiere ayudar a la ONG "Por una rúa libre". Escuchándose de fondo esta canción:
Finaliza la escena con la funcionaria bailando y cantando: "Y digo adiós, adiós, adiós, cojo mi chaqueta y pido un taxi para la estación".
Es una escena de ficción. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Me reía el otro día con el revuelo del Premio Nobel de literatura a Bob Dylan. Parece que a algunos les va la vida, tanto a defensores como a detractores, en un premio donde el premiado no creo que gaste el tiempo agradeciendo los buenos deseos de aquel que bien parece el agraciado en el sorteo; o ni se moleste en leer las críticas o comentarios de aquellos que tienen tan presente las letras literatas en su vida, y se indignen ante tanto sacrilegio.
Como me dijo un amigo, muy acertamente, todo ha sido una boutade de la Academia.
Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, me uno a la boutade, y la canción de este martes es de Bob Dylan. He estado tentada en deleitaros con una de sus canciones más conocidas, pero he dejado abierto el canal de música y ha surgido esta canción. Algo de literatura tiene, ¿no creéis?
Decían en la radio que la Academia todavía no se ha puesto en contacto con Bob Dylan, parece ser que no lo localizan. Le han dejado un mensaje para que él se ponga en comunicación con ellos.
Hagamos que este martes sea pretendidamente ingenioso. BuenDía
La ropa que veo en los escaparates, sobre todo de las tiendas más comerciales, la definiría como "de posguerra cool". Jerseys tres tallas más grandes; vestidos y faldas largas de colores fríos; pantalones anchos que no llegan a ser largos pero tampoco cortos. Pongo lo de cool, porque no llega a ser andrajos, aunque a mí me dé la sensación. Prendas muy parecidas a lo que vemos en las películas con temática de guerra o posguerra.
No sé si la moda refleja la realidad de la sociedad, pero en los últimos años está acertando, o me parece a mí ya que no me gusta nada.
Las modas pasan, eso dicen, pero ¿se han ido alguna vez?
Estos días otoñales se prestan para estar acurrucados bajo una manta y disfrutar del séptimo arte. Un amigo me recomendó la película "El secreto de sus ojos".
Me ha encantado. Los diálogos son muy buenos y aunque Ricardo Darín borda el personaje, su compañero en el juzgado, interpretado por Guillermo Francella, es un secundario de lujo.
Película recomendable. Es una historia de amor con un final sin escribir.
Gracias a la "globalización" que hubo, después de que un "personaje" con sus luces y sus sombras llegara a una tierra que pensaba Las Indias, podemos disfrutar de unas deliciosas viandas con alimentos traídos desde la otra orilla.
Qué sería de las papas arrugás si no hubiera cruzado la patata el Atlántico en alguna bodega de un barco. Porque la patata se ha convertido en el alimento más consumido del mundo y la podemos ver en cantidad de recetas y como acompañante.
Como también le acompaña el tomate. Otro de los productos que llegaron desde la otra orilla, como muchos más.
Pero sin lugar a dudas,o me parece a mí, el producto de la "globalización de esos años" fue el cacao. Ese rico chocolate que nos saca una sonrisa en muchos momentos de nuestra vida.
E igual que a esta parte de la Tierra llegaronproductos, de aquí también se llevaron otros tantos.
La globalización no es algo de este tiempo. Siempre ha existido. Sólo que tenemos que buscar lo bueno de la globalización y alimentar esas bondades.
Con esta canción comienza la sección "El Boletín del Pueblo".
De las secciones que más me gustan del programa de radio que presenta Ciudadano García. Un compañero suyo elige un pueblo de España y llama a un lugareño, supuestamente elegido "al azar", aunque la sección está grabada, para que le cuente las noticias del pueblo, incluyendo El Tiempo. Las conversaciones suelen ser genuinas y fantásticas porque la gran mayoría son auténticos cronistas de lo que acontece en su población.
Esta tarde ha elegido Añora, en la provincia de Córdoba y la encargada de realizar el Boletín ha sido la vecina Marisa.
Nos ha contado porqué los vecinos compran tanto por internet, llegando a ser el municipio que más compra por la red. Según ella porque así no se tienen que desplazar a la ciudad y porque es muy cómodo. Le decía el periodista que lo que más se compraba era el pegamento incoloro: "¿Por qué el pegamento?". Marisa, con mucho desparpajo nos contó que tenía mucho sentido, ya que en Añora hay mucho artesano y en las fiestas del primer domingo de mayo (las cruces), se ponen cruces de madera en las fachadas de las casas adornadas por flores. Así justificó lo del pegamento y aprovechó para contarnos una de las fiestas más importantes del municipio. En segundo lugar estaban las tablet, no era su caso pero como tercera compra más demandada eran termómetros digitales para alimentos. Marisa también encontró una explicación lógica a esta compra. Ella nos contó que Añora es un municipio ganadero y entonces veía normal que se comprara termómetros para tener controlados los alimentos que se producían.
El periodista encantado de la buena disposición de la lugareña ante la cantidad de información que le daba sobre el pueblo, y viendo que se desenvolvía muy bien ante el micrófono-teléfono, le preguntó porqué había tantos pelirrojos en Añora. Marisa ante la pregunta no supo que contestar pero nos comentó que era el segundo pueblo con más titulados universitarios y que en julio se celebraban unas olimpiadas rurales con mucho éxito en la zona. Tras preguntarle al chico si tenían trabajo como periodista en RNE Córdoba y que podían contar con ella, finalizó su crónica con el Tiempo en Añora: "Cielo sin nubes y soleado, y va a seguir así toda la semana. Hace estupendo".
"Desde Añora, para Esto me Suenade Radio Nacional de España" se despide Marisa.
Los Boletines del Pueblo sí que son estupendos y la vida que hay en ellos más. No dejo de tararear la sintonía y de sonreír por los cronistas que tan buenas tardes me han dado.
Pensando una canción para este martes me he acordado del programa "La Mitad Invisible". Juan Carlos Ortega un nueve de noviembre emitió su programa hablando de Cecilia y su ramito de violetas.
Me sorprendió conocer a la Cecilia artista pero también a Evangelina Sobredo Galanes. Una chica muy adelantada para su tiempo, con una educación cosmopolita por el trabajo de su padre, un perfecto inglés y una sensibilidad para escribir canciones y pintar.
En la madrugada del 2 de agosto de 1976, a la edad de 27 años, falleció en un accidente de tráfico, cuando estaba en la cima de su éxito.
Buceando por la red, he encontrado esta canción que me ha conquistado desde la primera nota. ¿Os he dicho alguna vez que la música de los setenta me gusta mucho?
Paseando realicé esta foto. Últimamente miro mucho hacia el cielo, ¿será porque espero encontrar algo?
El punto de fuga de los cables de tensión. La verticalidad del foco. La línea que dibujan los dos pájaros. Creo que no es una foto bonita y seguro que no os mueve nada, pero a mí me gusta, me dice tanto.
