Marta me preguntó hace días si había actualizado el WhatsApp. Al contestar que no, me comentó: "Mejor, es una mierda, ha desaparecido el estado". "Vaya, pues a mí me gusta que aparezca mi estado crisisss", murmuré. "Y a mí show must go on" replicó. "Ahora sólo te permite poner una imagen en tu estado" continuó.
Bea me anticipó estas "actualizaciones del guas" unos días antes, tras comprobar que no podía ver un emoticono por tener una versión antigua. Ella me habló de la desaparición de la pestaña contactos. "Y entonces, ¿cómo les busco?" - pregunté. "Bueno, una manera de encontrarlos es guardar las conversaciones" puso. "Vaya, pues creo que no voy a actualizar cuando me lo pidan" escribí con un emoticono de "sonrisa burlona".
A vueltas con el estado del guas, comentaban en la radio que ante la cantidad de quejas sobre la desaparición del "mismo", se estaban planteando en la nueva versión de whatsapp volverlo a poner, y así poder escribir un mensaje, una frase o alguna cita.
Me sorprende este mundo de la comunicación que "todos" cada día vamos creando; unos activamente, la gran mayoría pasivamente. ¿No os parece que con tanta imagen, fotografía y emoticono, estamos volviendo al mundo de las cavernas, donde toda comunicación era con dibujos? parece que nos cuesta escribir; nos comemos las letras, acortamos las palabras y las emociones no son descritas, echamos mano de una imagen o de un símbolo. Ante un tiempo finito lo más fácil es tirar de un dedo pulgar hacia arriba o una cara guiñando o quizás de unas manos aplaudiendo.
¿Qué será lo siguiente? ¿enmudecer?
Después de unos días rebelándome ante la actualización de la famosa aplicación de mensajería se ha actualizado "sola". Mi estado crisisss ha desaparecido. Hasta la próxima versión, espero.
