sábado, 26 de mayo de 2012

silencio blanco - evento telúrico

Durante estos días se ha celebrado en la ciudad donde paso la mayor parte del año un Festival de Teatro y Artes en la calle. Paseabas por la ciudad y tropezabas con un bailarín danzando junto a una grúa, con un faquir trepando por las fachadas de edificios emblemáticos o eras invitado a una discoteca improvisada simulando con música moderna las verbenas de los pueblos. Cinco días de divertimento, donde los actores han interactuado con el público y las piruetas y acrobacias han llenado las calles de la ciudad.

Pero este año no he sido una simple observadora sino que he participado en el Festival. Junto con mi amigo Diego nos hemos visto envuelto en el "cortejo de la mirada". El director artístico Albert Vidal hizo una convocatoria pública para que participáramos en su nueva creación consistente en una sencilla procesión por el casco histórico de la ciudad acompañado de tambores y allá que fuimos.

Albert Vidal, hombre muy particular, nos dio tres pautas muy sencillas para relizar la perfomance "silencio blanco":

1) Pasear por las calles céntricas de la ciudad flanqueados por los tambores  mirando el cielo, los edificios y a  los espectadores. Ver la ciudad con diferentes ojos.

2) Cuando los tambores dejan de sonar y durante un minuto buscamos los ojos de nuestro compañero, conocido o no. Nuestras miradas se unen durante un minuto, qué transmitimos???

3) Y por último llegada al Patio Herreriano para realizar en el claustro el "grito blanco", donde las voces únicas e intrasferibles de cada uno resonarán en las paredes del claustro para elevarse al cielo.

Iba a ser una experiencia inolvidable  y única y sinceramente no creo que lo olvide en mucho tiempo y sí, fue totalmente única. Me lo pasé muy bien, no sé si por la vitalidad que transmitía Albert pero recargué las pilas.
El momento "claustro" fue divertidisimo porque cada uno emitía su grito profundo y particular pero lejos de ser estridente o ruidoso al final fue armónico, nuestras voces se unieron en una voz.
Y el paseo por la ciudad y las primeras miradas fueron nerviosas, tal vez duras para no reirme pero con el paso de los minutos me fui relajando y las miradas se volvieron tiernas, agradables y cariñosas, tanto las mías como las recibidas. La pena es que ninguna me cautivó, seguiré buscando, je.

Si tengo que poner un punto negro en esta performance es que el público espectador no interactuó mucho con nosotros,  y cuando buscábamos su mirada se apartaban o ponían mala cara, eran miradas de desconfianza más que de sorpresa.

Si miramos más allá, vemos que en las miradas de muchísima gente hay vitalidad, cariño, sabiduría y empatía.

En estos tiempos "oscuros" que estamos viviendo solo os digo: "miremos más porque una mirada cálida nos puede sanar el alma".

Por cierto, obtuvo un premio, al espectáculo más innovador, me alegro!!!

Nos miramos!

2 comentarios:

  1. La verdad es que fué muy interesante...pero como bien dices la actividad de mirar a los espectadores a veces resultaba un poco "violento"...a veces parece que alguno me iba a decir "deja de mirar a mi novia..." En fin, la intención era buena :-)

    ResponderEliminar
  2. jajajajja...si es que se te van los ojos!!!!! (es bromilla). Estuvo muy bien, y cuando llegamos al Claustro y Albert se subió al poyo, llevándose las manos a la boca para iniciar "el grito blanco" fue totalmente místico, jajjajjaja

    ResponderEliminar