Esta mañana he bajado al centro de la ciudad para disfrutar del día de la música. Eran las doce de la mañana y el silencio era lo que imperaba; se podía ver algún que otro músico afinando los instrumentos, el técnico en la mesa de mezclas pero, lo que es música, poco...el canto de algún pajarillo.
Decidimos irnos a tomar un vermut a una de las terrazas y entorno que más me gusta de la city y allí de repente nos encontramos que estaba actuando un cantante; con música enlatada, él sólo ponía la voz, y de cantautor poco, se dedicaba a versionar canciones. Canto Bohemio se decía.
Cantar, no cantaba mal, pero cuando le apetecía tomarse un descanso y meterse una cañita entre pecho y espalda, alguno de sus acompañantes se dedicaba a cantar, como si fuera un karaoke. ¡Qué risas! porque cantaban un pelín mal pero con el entusiasmo que ponían, un aplauso se merecían.
Nos recibió con esta canción:
Amenizó el vermut con boleros, mariachis, tangos...claro, a su manera!
Ha empezado bien el verano!
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