jueves, 4 de agosto de 2016

nueva morada

En las primeras semanas de verano me llegó un correo frío, distante y corporativo de la "empresa que gestiona el apartamento donde vivía", con unas nuevas condiciones del contrato, ya que por estas fechas vence. No estaba en mi mente cambiarme; el piso me gustaba aunque no me convenciera la zona. Estaba contenta. Pero las nuevas condiciones me parecían tan abusivas para mí y leoninas para la otra parte que me puse a buscar piso. Sólo tenía quince días para encontrar algo que se adecuara a mis gustos y poder cumplir plazos y contrato. Todo se ha resuelto muy bien, ¡estoy contentísima con el nuevo hogar! He tenido muchísima suerte. Lo que empezó como un imprevisto ha finalizado en una gran oportunidad. Es un piso céntrico, me pilla más cerca del trabajo y me he acercado a un barrio que me gusta, lo conozco y donde tengo cerca a mucha gente que quiero.

Ha sido un mes de julio de locura pero con un final muy dulce. La mudanza ha sido divertida en algunos momentos recordando viajes, libros, festivales, etc.; cansada haciendo cajas y guardando enseres, vajillas, ropa. Pero muy provechosa porque he hecho una gran limpieza.

Un viaje maravilloso; de la periferia al centro.

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