Ayer leí una entrada en un blog que me sacó una sonrisa al recordar mis julios cuando de chiguita me sentaba frente al televisor junto a mis hermanos para ver el Tour de Francia. ¡Vaya tardes colectivas! ¡qué fervor había por el Tour!
En su entrada me vi reflejada porque siento el Tour como algo más que un deporte. De alguna u otra forma conocí, gracias a las pedaladas, alguna que otra pájara, demasiadas escapadas y ese pelotón en abanico donde se chupaba mucha rueda, el país vecino.
Sus regiones, tantas y tan distintas; sus castillos y valles; incluso a los habitantes de esos territorios donde llegaba el Tour, saliendo a recibir a los superhombres para animarles en su hazaña.
Ese es mi Tour, el de mi infancia. Como decía el autor de la entrada, ahora no es lo mismo pero ¿por qué nos retrotraemos "todos" a nuestra infancia cuando hablamos del Tour?
Leer su entrada me hizo recordar que no he hablado del Tour en mi blog y creo que se lo merece. Es verdad que no es julio, ya casi estamos abrazando el mes de septiembre, pero este martes le voy a vestir de maillot amarillo. Y a esta gran carrera va dedicada la canción.
Os dejo con Kraftwerk, un grupo alemán de música electrónica. Con la canción Tour de France rinde su particular homenaje a la carrera francesa, reflejando lugares y hechos míticos de la misma, acompañados de una música electrónica, que con el paso de los segundos te va enganchando aunque es la cantidad de metraje en blanco y negro lo que más merece la pena. Espero que la música os transporte a la carrera que cada uno vivió en su infancia.
Estaría bien por unos días pedalear junto al maillot jaune, porque detrás de él cualquier cumbre es alcanzable.
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