sábado, 14 de enero de 2012

tarde de cine

Este jueves por la tarde me fui al cine. Hacía tiempo que no disfrutaba del séptimo arte compartido con anónimos cinéfilos como yo.

Suelo ir a la primera sesión y si llego pronto elijo la butaca central de la quinta fila. Esta elección está empezando a ser obsesiva, sobre todo cuando viene un grupo de amigos y son más de tres y me piden con muchísima educación  sentarme una butaca más a la izquierda para poder sentarse juntos. Yo les miro fríamente pero con voz dulce les digo: "si, no pasa nada". Pero luego mentalmente pienso en toda su familia, y me pregunto: un cine pequeño, donde en las salas hay más butacas vacías que llenas incluso filas que nunca se rellenan tienen que elegir ésta??????. Encima, ¿llegan tarde y se van a sentar en la mejor butaca?????. En otra ocasión que me pasó lo mismo, con cara dulce y voz fría les dije: "no". Pero este sería un tema para otra entrada.

Continuando con la historia, llegué cinco minutos antes de la proyección de la película, una hora bastante buena porque no es un cine muy masificado. El cine al que suelo ir es muy pequeño y solamente tiene tres salas con muy poco aforo y tiene la suerte de poner películas no muy comerciales.

Saqué la entrada para la sala III, proyectaban "Jane Eyre". Entré rápidamente porque quedaban pocos minutos para el inicio de la película y no quería molestar  a los pocos que estuvieran ya sentados pero cuál fue mi sorpresa cuando al entrar a la sala me di cuenta que no había nadie, la forturna se había aliado conmigo e iba a tener la sala solo para mi, como si estuviera en casita pero con una pantalla muy grande, sin tener que aguantar cuchicheos, ruidos varios pero la sorpresa fue mayor cuando al comenzar la película vi que era en versión original. Qué lujo  poder disfrutar de una película en versión original y sola en la sala!!! aunque el cine es más gratificante cuando lo compartes con alguien pero este también es un tema para otra entrada.

La película me encantó, es intensa en todos los sentidos, la interpretación de los actores fantástica, con una ambientación perfecta y una bellísima fotografía.

Las tardes de invierno se pueden volver muy calurosas cuando sin planearlo decides ir al cine.

El cine transmite muchas cosas: risas, lloros, emociones, turbaciones, inquietudes, viajes a otras realidades y mundos, que sería una pena renunciar a ellas.

Notas del autor: en busca de Rochester.

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