asombro y curiosidad

Hoy he tenido una revelación a través de las ondas radiofónicas. Seguramente muchos de los que leéis con asiduidad el blog conocéis a Antonio Escohotado, yo he tenido la grata sorpresa de conocerle hoy. Le han entrevistado en la radio (cuando oigo que van a hablar con un filósofo subo el volumen, me gusta escucharles, abren mi imaginación a otros escenarios que en mi vagueza nunca hubiera explorado).

Hablando de la libertad, Escohotado decía que es un estado de apertura, de incertidumbre. La apertura lleva al conocimiento, a la curiosidad. 
Cuando escuché esa definición de libertad, me di cuenta que el otro día, en una reunión que tuve con mis compañeros de trabajo y altas instancias me sentí libre, ante la incertidumbre en la que vivimos, manifestando mi voluntad y buscando conocimiento a mi curiosidad. Cuando salí del encuentro me sentí liberada, contenta, tranquila. La incertidumbre seguía ahí, pero en otro plano.

Con esto, en la definición que dice Escohotado sobre la libertad; la capacidad de salir de la incertidumbre, de buscar aperturas, quitarse ataduras, está la curiosidad. El otro día fui curiosa y hacía tiempo que no me sentía tan libre. 

Aristóteles decía que el origen del conocimiento es el asombro y la curiosidad. ¿Sabéis que la RAE dice que curiosidad es el deseo de saber algo que no nos interesa? Antes esta palabra significaba, el deseo de saber algo desconocido. Una manera torticera de atarnos con las palabras. Con la palabra asombro hacen lo mismo, lo definen como susto, espanto (en su primera acepción), relegando a la segunda gran admiración. No dejemos de asombrarnos y curiosear porque en ellas encontraremos el conocimiento y el saber nos hará libres.

Las palabras de esta mañana de Escohotado me revelaron que cuando se instala la incertidumbre en mi vida no tengo miedo a abrir puertas, el deseo del conocimiento es mayor. Y aunque la voluntad, en este caso, está en otras manos, estoy en constante apertura. Todavía no he llegado al cenit del asombro.