El 20 de junio de 1963 y durante el mandato de JFK, se acordó en Ginebra establecer una comunicación rápida Estados Unidos y la URSS durante la guerra fría, y así evitar posibles malinterpretaciones en la comunicación. Se le conoce popularmente como teléfono rojo.
Se le bautizó con el nombre "Moscow - Washington - hotline". Aunque los americanos preferían llamarla "Washington - Moscow - Directo Communications". La primera línea no fue ningún teléfono sino un teletipo por el que llegaba todo escrito. El recorrido del mensaje cifrado era Washington DC, Londres, Copenhague, Estocolmo, Helsinki, Moscú. Los mensajes que salían o se recibían en la capital rusa, desde el Kremlin; en cambio los estadounidenses prefirieron que llegaran al Pentágono, no a la Casa Blanca.
El teléfono rojo ha dado mucho de sí a la literatura y al cine.
Por cierto, sigue vigente en la actualidad.
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