miércoles, 14 de agosto de 2013

un helado para un "raro" día

Hoy he tenido un día raro, extraño. No ha sido un mal día, pero sí raro. Todo me ha salido bien, pero ha sido un día raro. Desde primera hora de la  mañana me he dado cuenta que mientras yo "caminaba" a mi ritmo como todos los días, la gente de mi alrededor iba a su rollo, pero con más descaro que habitualmente.
Sí, ha sido un día raro.
Donde ves que la gente que comparte contigo unas cuantas horas del día, te asiente a tus explicaciones, reflexiones como todos los días, mecánicamente, porque no te están escuchando una palabra de lo que dices, pero hoy más perceptible esa falta de interés hasta que meten la pata y oyes: "Cristina, ¿cómo se hacía esto?" y vas tú con cara de "gilipollas" a ayudarles y te vuelven a hacer lo mismo, no te escuchan. 
Tú sabes que todo va a salir bien porque conoces tus posibilidades pero te fastidia porque parece que quieren verte de mala leche y yo tendré genio pero también tengo genialidades (me permito poner un poco de humor). 
Como os iba diciendo, hoy ha sido un día raro donde me he dado cuenta que la palabra "compañerismo" no está en el diccionario de muchas personas. 
Pero qué puedo hacer si estas cualidades vienen de serie, de fábrica. He llegado a casa, he descansado y a media tarde me he ido a pasear. Me he sentado sobre la hierba para contemplar el atardecer mientras...
... disfrutaba de un rico helado.



No hay comentarios:

Publicar un comentario