martes, 1 de diciembre de 2015

cambio de alforjas

Abro el buzón de casa y me encuentro con un aviso para que pase a recoger el voto por correo.
No pensaba votar, sólo llevamos seis meses de cambio pero mi desencanto está en cotas tan elevadas que mi "pataleta" contra los viejos políticos y los nuevos era no ejercer el voto en las próximas elecciones. Esta pataleta irreflexiva desapareció de mi mente cuando el otro día manifesté en una conversación familiar que no tenía pensado ir a votar. Ante el asombro y la pregunta "¿no vas a ir a votar tú? hizo que pensara y ...

"No voy a votar", estas palabras retumbaban en mi cabeza tras ver ciertas actitudes, alejadas de lo que para mí es ser un gestor de lo público. No me siento mal en no votar, me decía, para justificar mi no voto. Los principales candidatos que tienen opción de gobernar no me gustan y el que más o menos se puede acercar a mis ideas, visto lo que están haciendo su grupo en algunos Ayuntamientos se me cae toda la ilusión a los pies, pensaba.

¿Tal vez he sido una persona que esperaba bastante de esos políticos que me han ilusionado durante la campaña municipal? Seguramente y asumo mi parte de culpa, por haber sobrevalorado a unas personas que son humanas, con un nivel medio y con bastante desconocimiento de lo que es la administración pública pero siendo consciente de que no ha pasado ni un año y hay que dejarles reposar. Mi forma de darles un toque de atención era no votar para así decirles:"cuidado, que no me vale que como eres de "la gauche" tengo que aceptar que me vendas humo continuamente", "no" pero ¿el hecho de no ir a votar va a hacer que ellos se den cuenta del desencanto? Hoy pienso que no, sólo se mueven por sus intereses y sólo canalizan el "hartazgo" o la "alegría" de la sociedad como instrumento para sus intereses. Pero el votarles sería decirles que estoy con ellos cuando en este momento no es real. 
Otra opción sería ejercer un contravoto, es decir, ejercer el voto pero para desgastar al contrario, me explico, si voto necesitan dos votos más (cuentas de la vieja) los que yo no quiero que ganen.
¿Y el voto en blanco? si tuviera consecuencias en los escaños, pero es un voto perdido...Aunque mi voto se está perdiendo en el momento en que estoy dejando de creer en ellos.

Estoy hecha un lío porque es duro darse cuenta que aunque no son iguales, da la sensación de que los resultados son los mismos. 

Pero me resisto a pensar como un ciudadano que dejaba esta frase como comentario a una noticia local: Para este viaje no hacía falta cambiar de alforjas.

5 comentarios:

  1. Hola :) , te entiendo perfectamente, yo votaria a Doraimon que en lugar de meterse cosas en los bolsillos se las saca :P

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  2. :))) Hoy un compañero de trabajo me decía que le apuntara a la Hermandad de Huérfanos Electorales (HHF) ...

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  3. Huérfanos del mundo, solidaridad !
    Estamos tan seguros de no cobrar respuestas cuando votamos, e intentamos hacer las buenas preguntas... pero cuàles seràn ? No sé, ya no sé, ya no tengo rencor en contra de los que no votan, los entiendo tanto. Ayer en "région PACA" voté por un programa, no hize el voto ùtil que nos incito' a hacer el PS, tras habernos desilusionado, traicionado. El domingo que viene hay un segundo turno, para mi region tendré que elegir entre la derecha dura y los nacionalistas. Ya tuve que hacerlo en la presidencial francesa de 2002 (pero Chirac no era de la derecha dura). Ir a votar ? No sé no sé no sé ni estoy ya lùcida. Me digo también que la mitad de los electores que no votaron ayer hubieran podido cambiar algo pero no les tengo rabia. No sé...

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  4. Aquí una huérfana que te comprende y que es consciente de los daños colaterales que producen el no ejercer el voto; de allí mis dudas, cabreo, desilusión...
    Me gustaría ser una pasota pero todavía pienso, dentro de mi ingenuidad, que con mi voto puedo cambiar las cosas. Y aunque esté hecha un lío, voy a votar. Mi voto no será útil, lo sé.
    Comprendo al desencantado de los políticos que se queda en casa porque dan ganas de mandar a todos a la "esquina más alejada del mundo", allí todos concentrados en su "mundo". Pero yo pido que ese desencanto se vea reflejado en el parlamento...y como yo muchos más...
    El otro día fui a recoger el voto, está encima de la mesa sin abrir. Pereza, desencanto y obligación están en continua batalla.
    Entiendo tu rabia, amiga...sólo nos queda la pedagogía y remover las conciencias de los que se quedan en casa, aunque pensemos "¿vale para algo si los políticos nos lo ponen tan complicado? viejos, nuevos...¡parecen tan iguales!
    Ánimo, amiga! ... Gracias por tus reflexiones; acertadas, lúcidas y constructivas.

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