miércoles, 16 de marzo de 2016

en-chuf-ado

El pasado sábado en el espacio dirigido por Pancracio Celdrán, El Insultologio, habló sobre la palabra "enchufado". Os dejo el interesante y curioso origen de la palabra.
 ¿A quién llamamos enchufado? Cuando nos enteramos de que alguien ha sido destinado a un puesto sin mérito para ello, o se nos dice que ha sido nombrado para un cargo de responsabilidad siendo un negado,  sacamos a relucir la palabra enchufe. El verbo enchufar en puridad alude a la acción de ajustar o establecer una conexión. En voz onomatopéyica como ésta, se recurre como origen de la palabra a la voz onomatopéyica chuf “ruidito que parece que se produce en la acción comentada". No es término anterior a la primera mitad del siglo XIX. 
En la actualidad enchufe ha pasado a ser sinónimo de sinecura, canonjía, cargo lucrativo que apenas requiere trabajo pero que está muy bien remunerado. Piense el lector en los recientes enchufes en Ayuntamientos, Comunidades Autónomas, Ministerios, etc. Pero el mal no viene de hoy, se puso de moda durante la República, entre el año 1931 y 1936, a raíz de la Ley de Incompatibilidades votada en el Congreso. Aparecieron entonces muchos Diputados con varios empleos, todos bien pagados y se habló de los enchufados. El concepto nació en 1892 , año en que se patentó el primer radiador eléctrico, y cuando quisieron poner en un sólo artefacto, todos se dieron cuenta de que acaso ponían la carreta delante de los bueyes, ya que en las casas aún no había conexión a la red, sólo tenían enchufe las casas de familias ricas  y no los había en las de los pobres. Tener enchufe se convirtió en signo externo de afluencia económica y de importancia social en una época en que empezaban a fabricarse los primeros electrodomésticos. La práctica de la colocación a dedo no conocía límites en el pasado siglo XX. Clara Campoamor tras ganar su escaño en las listas socialistas, como tenía un hermano en paro se puso en contacto con uno de los ministros que le dijo: “Envíemelo usted a mi tertulia del café tropical pues no estaría bien que viniera al ministerio” Y le preguntó: “¿Cómo lo reconoceré a su hermano? A lo que dijo Clara Campoamor: “Es igualito que yo ,con algo más de bigote”. 

Pero el colmo del enchufismo tuvo lugar en el siglo XIX. En 1869 accedió a la Presidencia el General Juan Prim. Deseoso de favorecer a su ordenanza le dijo: “Pídeme lo que quiera”. A lo que el hombre contestó: “Señor, hágame usted Coronel”. El General le recordó que era ya viejo para la milicia. A lo que replicó: “Mi general, tengo la edad para Coronel retirado. Hágame usted de esa condición”.

2 comentarios:

  1. Como tenemos que reconocer que somos un país de creativos, y así lo demuestran nuestros ilustres artistas en los distintos ámbitos. Ahora como tenemos que cambiar las cosas para que no parezca nada mala despectivo o incómodo, se ha encontrado como palabra, Cargo de confianza.

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  2. ¡cuánta razón! y muy acertada la "palabra", políticamente correcta.
    Gracias por el comentario. Saludos.

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