Fue Ramón Gómez de la Serna quien, con su cuento "Aventuras de un sinsombrerista" publicado en la Revista de Occidente en marzo de 1932, acuñó el término sin sombrero. "La humanidad con sombrero es de un cómico serio y ramplón", decía. El sombrero representa la cerrazón de las ideas fijas; el humor, al quitárselo, significa apertura, y renuncia tanto a la ambición de poder como a las ideologías. A lo que Ramón llamó "presteza en comprender y en decidirse, afinidad con los horizontes que se atalayan, ansías de nuevas leyes y nuevos permisos, entrada en la cinemática de la vida, no dejar nunca la cabeza en el perchero".
Y eso hicieron las mujeres de la generación del 27, desembarazarse del sombrero, un elemento que catapultaba a su portador en un género concreto, un estatus y en unas normas de comportamiento social.
Rosa Chacel, Ángeles Santos, Ernestina de Champourcín, Margarita Gil Röesset, María Teresa León, Maruja Mallo, Concha Méndez, Margarita Manso, María Zambrano y Josefina de la Torre forman parte del documental "Las Sinsombrero"; que nos habla de estas mujeres, artistas en sus disciplinas; ensayo, poesía, escultura, plástica, etc. Formaron parte de la generación del 27, gran momento de la marca cultural española. Con la dictadura fueron silenciadas pero la Transición sólo rescató a los hombres de esa generación. Hasta ellos mismos, sus compañeros, las relegaron en el olvido no mencionándolas en sus memorias o antologías.
Me ha gustado conocer a "Las Sinsombrero". Nos enseña la otra mitad que participó en el auge cultural español durante los años 20 y 30 del siglo pasado. Saca del olvido a un grupo de mujeres, seguro que hay muchas más, transgresoras, muy brillantes en sus disciplinas y con una obra extensa, que nunca nos contaron porque fueron las grandes olvidadas de la generación del 27.
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