Me gustan las tardes de enero coloreadas de azul. En el paseo vespertino juegas a buscar las caricias del sol; un viento adormecido sueña con otros rincones, y la luz va robando segundos al anochecer. Un paseo castellano perfecto.
Enero me provoca la puerta a días amarillos de luz y una ventana abierta a las pasiones. Hoy no quiero que termine, no quiero que llegue el 31.
Hace unos días descubrí esta canción.
Martes y música, un buen tándem para frenar enero.
Feliz tarde de martes.
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