Norma Jeane y Arthur Miller

Durante años este cartel ha ocupado un trozo de pared de mi habitación. Me encanta!!  El cartel que promocionó la 45ª Edición de la SEMINCI con una fotografía de Arthur Miller y Marilyn Monroe. 

Allí están sentados, imagino que ya como marido y mujer, compartiendo banco pero nada  más. Ella dejándose peinar para el rodaje, abnegada pero con ese punto de estrella que sabe cuando está en el centro del objetivo de cualquier fotógrafo para salir perfecta sin arrugarse y él, protector, como un padre con la mirada perdida pensando un nuevo guión para el siguiente capítulo de su nueva vida con la mujer más deseada por cualquier hombre.

Una fotografía que cuanto más observo más me gusta. La relación más estable que tuvo Marilyn, tal vez el que más la protegió y quiso salvar, no llegó a los cuatro años. "El matrimonio - dijo cuando se casó con Miller - me hace sentir más mujer, menos desquiciada. Por primera vez tengo la sensación de estar protegida". En esta foto, quizás tomada en la última etapa de su matrimonio, se les ve cansados por sus constantes altibajos matrimoniales. Se hicieron daño mutuamente, mientras Marilyn empezó a desquiciarse, a tomar y a engordar, Arthur no se concentraba, aunque escribía febrilmente no lograba terminar nada.

Este matrimonio con el intelectual Arthur Miller no la salvó de si misma, aunque estoy segura que se quisieron muchísimo.

En su autobiografía, esto fue lo que dijo Arthur Miller de su esposa, Marilyn Monroe:

(...) Hay personas tan vivas que no parecen extinguirse cuando se mueren y durante muchas semanas tuve que hacerme a la idea y esforzarme por afrontar el hecho de que Marilyn había fallecido. Me di cuenta de que incluso entonces esperaba haberla visto una vez más, cuando fuese, en cualquier parte, para hablar con sensatez de todo lo que habíamos pasado, y es probable que en tal caso me hubiese vuelto a enamorar de ella.

Como era de esperar, la prensa se unió para entonar a coro sus lamentaciones, la misma prensa que se había burlado de ella durante tanto tiempo y cuyos elogios y condescendencia para con su faceta de actriz, cuando no su desprecio, se había tomado Marilyn demasiado en serio. Para sobrevivir habría tenido que ser más cínica o que haber estado más lejos de la realidad.

Marilyn, por el contrario, fue una poetisa callejera que había querido recitar sus versos a una multitud ávida de arrancarle la ropa" (...)

(Extracto de "Vueltas al tiempo". Autobiografía. Editorial Tusquets) 

Yo, mientras tanto, no dejo de observar la fotografía.