Se celebra estos días, en la ciudad donde resido, una Feria del Libro Antiguo. Me gusta pasearme entre los puestos esperando encontrar algún libro que me sorprenda o que están apuntados en mi lista de "lecturas que tal vez me agraden o interesen". En estas ferias suelen caer: libros clásicos, ensayos, libros filosóficos, libros sobre costumbres o gentes locales.
Me pasé el pasado viernes, era una tarde soleada y la temperatura acompañaba en ese paseo. En el segundo puesto, mi vista se fue a un libro de Ortega y Gasset: "El espectador". Sonreí por el título. Siempre me he considerado una espectadora en este mundo y el título era tan acertado que no dudé en cogerlo para saber que pensaba Ortega y Gasset sobre los amigos de mirar.
¿Qué libro es? - me preguntó el amigo de la librera (otro librero del primer puesto) cuando me despedía de ella. "El espectador" le dije amablemente. "Bah, un libro cualquiera" me adujo. Sonreí y le repliqué con sorna y una gran sonrisa en los labios: "Ya ves, tonterías de Ortega sobre los que tenemos una vida contemplativa". "Oye, que es la mejor vida, ¿eh?" me contestó entre risas.
Me despedí con una gran sonrisa pensando en el espectador de Gasset mientras a mis oídos me llegaba la conversación de los dos libreros: "Pero, ¿cuántos blancos llevas ya?. Tres, y que buenos blancos hay en esta ciudad".
"Sí, qué razón tienes, es la mejor vida" le contesté en silencio.
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